¿Tengo estrés o ansiedad?

Muchas personas usan las palabras “estrés” y “ansiedad” como si fueran sinónimos, pero en realidad no lo son. Aunque están relacionadas, tienen diferencias importantes que conviene conocer para gestionar nuestras emociones de manera efectiva.

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante una demanda externa: un examen, una fecha límite en el trabajo, un conflicto familiar… Puede ser útil, porque nos activa y prepara para responder, elicitando una respuesta fisiológica y psicológica concreta. Una vez que el factor estresante desaparece, los niveles de estrés tienden a disminuir. El problema aparece cuando el estrés es constante, sin descanso, y empieza a pasarnos factura física o mentalmente.

Síntomas comunes del estrés:

  • Físicos: Tensión muscular, problemas de sueño, fatiga, dolores de cabeza, problemas digestivos, cambios en el apetito.

  • Cognitivos: Dificultad para concentrarse, pensamientos acelerados, sensación de agobio.

  • Emocionales: Irritabilidad, cambios de humor.

  • Conductuales: Cambios en hábitos alimenticios/sueño, evitación, aumento del consumo de sustancias.

La ansiedad, en cambio, es una respuesta emocional más interna, a menudo desproporcionada a la situación y con una connotación anticipatoria. A veces no hay una causa clara y en muchos casos hay una sobre-importancia a la amenaza percibida. La ansiedad es un sentimiento de preocupación, nerviosismo o inquietud, a menudo sin una causa inmediata o claramente identificable. La ansiedad puede volverse limitante si se cronifica o intensifica.

Síntomas comunes de la ansiedad:

  • Físicos: Palpitaciones, sudoración, dificultad para respirar, temblores, mareos, malestar estomacal…

  • Cognitivos: Preocupación excesiva, pensamientos intrusivos, sensación de peligro anticipatoria, mente acelerada.

  • Emocionales: Nerviosismo constante, sensación de que algo malo va a pasar, irritabilidad, dificultad para relajarse, miedo.

  • Conductuales: Inquietud motora, evitación de situaciones, conductas de neutralización.

La clave para diferenciarlos: El desencadenante y la duración

La principal diferencia radica en la presencia o ausencia de un desencadenante claro y la duración de los síntomas. El estrés suele estar ligado a una situación específica y tiende a disminuir cuando esa situación se resuelve. La ansiedad, en cambio, puede aparecer sin un motivo aparente y persistir en el tiempo, incluso cuando no hay una amenaza real.

¿Cuándo pedir ayuda? 

Tanto el estrés como la ansiedad son parte de la vida y no siempre requieren terapia. Pero si notas que tu calidad de vida se ve afectada tienes dificultades para controlar tus preocupaciones o tu nivel de estrés, los síntomas persisten durante un período prolongado o experimentas ataques de pánico — buscar ayuda profesional.

 

Aprender a escuchar tu cabeza, cuerpo y a identificar las señales de estrés y ansiedad es fundamental para tomar medidas proactivas y buscar las estrategias de afrontamiento adecuadas. ¡Tu bienestar mental es importante!

Anterior
Anterior

¿Dónde estoy?

Siguiente
Siguiente

¿Cuándo saber si necesito ir a terapia?